
En los últimos 25 años, los criterios requeridos para los métodos bioanalíticos han evolucionado significativamente. La armonización de los requisitos de los métodos bioanalíticos comenzó en 1990 durante las Reuniones Crystal City de la AAPS y la FDA. En 2000, la Reunión Crystal City II sentó las bases de la Guía de la FDA de 2001 sobre Validación de Métodos Bioanalíticos. En 2011, la EMA lanzó su propia guía sobre validación de métodos bioanalíticos que proporciona recomendaciones para la validación de métodos bioanalíticos aplicados para medir concentraciones de fármacos en matrices biológicas obtenidas en estudios toxicocinéticos animales y todas las fases de ensayos clínicos. Estas guías armonizaron la validación de métodos bioanalíticos involucrados en estudios preclínicos, clínicos y de bioequivalencia. Sin embargo, los requisitos para cumplir con la guía son costosos y requieren mucho tiempo y no coinciden con las necesidades de la industria cuando los ensayos bioanalíticos están diseñados para tomar decisiones de baja relevancia en fases tempranas del desarrollo de fármacos y cuando se utilizan en matrices especiales.
Desde 2006, el concepto de enfoque de ajuste al propósito se ha integrado en el debate bioanalítico cuando se propuso un enfoque escalonado para la validación de métodos bioanalíticos en Crystal City III. Este enfoque escalonado implica diferentes niveles de validación científica como alternativa a la aplicación de los principios de validación regulatoria establecidos. Este enfoque más flexible permite dividir el rendimiento y la evaluación del método en cuatro niveles decrecientes, según el propósito final de los datos bioanalíticos: 1) Validación, destinada a estudios regulatorios; 2) Calificación; 3) Investigación; y 4) Selección.
Más recientemente, representantes de la industria (dentro del Foro Bioanalítico Europeo) propusieron redefinir este enfoque escalonado como validación científica, con el objetivo de enfatizar la calidad de los datos generados por estos flujos de trabajo de validación alternativos, a la vez que se mantiene el objetivo de optimizar la ciencia y los recursos. Definieron una aplicación práctica de este concepto en cinco áreas clave de apoyo bioanalítico: 1) Cuantificación de metabolitos en el desarrollo temprano (como se recomienda en Crystal City III), 2) Análisis de orina en todas las etapas de desarrollo, 3) Análisis de tejido (homogenado) también en todas las etapas de desarrollo, 4) Estudios clínicos en las primeras etapas del desarrollo de fármacos, y 5) Estudios preclínicos tempranos no cruciales de BPL.
El plan de calificación para la validación científica adecuada al propósito debe estar adecuadamente justificado para cumplir los objetivos del estudio con un nivel adecuado de confiabilidad y calidad de los datos.